El fotógrafo donostiarra Diego Orlando, acertadamente apodado "El Señor de la Luz", desarrolla una obra que nace de "la búsqueda incansable de luz capaz de iluminar un mundo personal lleno de sombras". Su vocación fotográfica surge de un viaje "complicado, introspectivo, apasionado y poético" que fusiona diversas disciplinas de las Bellas Artes para interpretar su universo más íntimo.
Su trabajo artístico rechaza el culto a la capacidad técnica de los millones de megapíxeles. Por el contrario, el "efecto flou" y el "manierismo" que impregnan sus fotografías representan "una forma de protesta contra el purismo fotográfico académico actual". Desde 2018, Orlando trabaja en la serie "Santos y Mantillas", donde ofrece "una visión contemporánea de la vida de mártires y vírgenes de la cultura cristiana". Esta creación artística refleja su inconformismo personal y una "lucha permanente entre seres que buscan desde el anonimato no poner límites a su forma de ser y amar, lejos de convenciones religiosas, sexuales, raciales o ideológicas". Con sus fotografías, el artista busca "la luz que emana de una nueva generación que lucha por ser fiel a sí misma".