"Si hay quien piensa que la Fotografía debe atrapar el instante, yo creo que ha de atrapar la atmósfera, el ambiente, la sensación que rodea a ese instante", afirma Diego Orlando Machimbarrena mientras expone en el Center for Digital Arts de Los Ángeles. El ganador de la edición latina de los premios IPA en la categoría de Bellas Artes redefine su enfoque como "tecnopictoralista", fusionando su amor por maestros clásicos como Goya, Zuloaga, Ingres y Caravaggio con las posibilidades de la tecnología moderna.


Orlando critica la obsesión técnica contemporánea: "Hoy, cualquier dispositivo fotográfico puede llegar a darte una calidad que roza o sobrepasa los 56.000 millones de pixels. La pregunta que algunos nos hacemos es qué más podemos añadirle nosotros a esa calidad suprema. Suprema pero de tan tremenda, plana, muy plana". Como los pioneros de la fotografía que "se volvieron a la pintura", él recurre a "la tecnología, la alta, la del presente y el futuro" que le capacita "para manipular fondos, subvertir espacios, reproducir el pasado". Su vínculo con San Sebastián es complejo y poético: "Soy yo, martirizado y glorificado por esta ciudad a la que amo, odio y recuerdo siempre. De la que me escapo y a la que vuelvo para marcharme de nuevo y añorarla siempre", una relación reflejada en autorretratos donde aparece "con la ciudad al fondo, fantasmal, entre brumas azuladas" y su "cabeza partida sobre corona de espinas". Mientras continúa su serie sobre Goya y prepara una nueva titulada "Lágrimas de penitencia", su trabajo se exhibe en Los Ángeles y próximamente en Hong Kong.